Producer/Host: Kathleen March
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Hello. This is Kathleen March. This week in the WERU US-El Salvador report we discuss the resurgence of extermination groups in El Salvador in relation to recent multiple assassinations. This report is prepared by the University of Maine in collaboration with Radio Sumpul in El Salvador and US-EL Salvador Sister Cities. Se teme la vuelta de grupos de exterminio a El Salvador, lo que debilitaría la frágil democracia salvadoreña. El temor ha surgido a raíz de dos masacres ocurridas en los últimos días. “Veo un peligro real” de que este nuevo tipo de delincuencia haya llegado y “eso para la democracia es grave”, observó el director del centro de la Universidad Centroamericana Simeón Cañas. El Salvador está en proceso de consolidar su gobierno democrático, tras varias dictaduras militares y una guerra civil que dejó un saldo de 75.000 muertos. La “limpieza social” empezó el 2 de febrero: personas encapuchadas asesinaron a siete jóvenes, aparentemente vinculados a maras, mientras descansaban a orillas de un río en el cantón Milingo, de Suchitoto. Los atacantes utilizaron fusiles M-16 y pistolas 9 milímetros. Cuatro días después, en un restaurante, tres personas, también encapuchadas y con el mismo tipo de armas, asesinaron a cinco jóvenes, en Tonacatepeque. Los atacantes les preguntaron si pertenecían a maras y si tenían tatuajes. Después se supo que las víctimas eran estudiantes universitarios y albañiles. Benjamín Cuéllar, director del académico Instituto de Derechos Humanos, relacionó la aparición de estos grupos con los planes de los gobiernos salvadoreños de enfrentar la delincuencia, que emplea la fuerza o “la mano dura”. Mauricio Funes, que llegó a la Presidencia en 2009, no cambió esa estrategia. Funes prepara un plan de seguridad con un esfuerzo “más de choque” ante la criminalidad. 2009 fue el año más violento en una década, con 4.365 asesinatos, o 76 por cada 100.000 habitantes (el promedio latinoamericano es de 24). A fines de enero, el procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, Óscar Luna, recibió amenazas de muerte de personas que dijeron ser miembros de un grupo de exterminio, ordenando que no se metiera en su campaña de acabar con la delincuencia. El fenómeno no es exclusivo de El Salvador. En Guatemala, desde 2007 se sabe de grupos similares. La Procuraduría de los Derechos Humanos y numerosas organizaciones civiles han denunciado la complicidad de autoridades policíacas y judiciales, denuncias que coincidían con que “detrás de las muertes se esconden operaciones de limpieza social y ejecuciones “. En Brasil, estima Amnistía Internacional, 70 por ciento de los homicidios son obra de escuadrones de la muerte y en el 80 por ciento de esos crímenes, participan policías o ex policías. En Venezuela hay grupos de exterminio, como en el estado de Portuguesa en 2009. En El Salvador, la policía tiene dos hipótesis en torno a las masacres de febrero: o es una “vendetta” entre maras, o son grupos de “limpieza social”. La Fiscalía General investiga si las masacres fueron ejecutadas por el mismo grupo. Las armas son similares, pero un fusil M-16 utilizado en Tonacatepeque no se corresponde con el de Milingo. El analista político y ex presidente del Consejo Nacional de Seguridad Pública, Salvador Samayoa, ha escrito que en Milingo habría actuado un comando especializado. Para Samayoa las hipótesis de la rivalidad entre pandillas o una acción de sicarios “son poco probables”. “Por historia, por ‘teatro de operaciones’, por armamento, por modalidad de emboscada, por atuendo, por estilo y, sobre todo, por su capacidad y determinación para atacar a un grupo grande, los ejecutores exhibieron características de comandos y experiencia de combate”, ha dicho. “Es casi impensable que tres pandilleros decidan atacar a diez. Eso sólo lo hacen las ‘fuerzas especiales’, los ‘comandos’, añadió. Los escuadrones de la muerte no son desconocidos en El Salvador. A mediados de los 90 surgió la autollamada “Sombra Negra”, aparentemente dedicada a exterminar a delincuentes y criminales en el departamento de San Miguel. Ese grupo habría incluido agentes policiales, pero los detenidos fueron absueltos por falta de pruebas. En los años 70 y 80, los escuadrones de la muerte capturaron, torturaron y asesinaron a miles de personas, activistas sindicales o de izquierda, en una “cruzada anticomunista”, dirigida por Roberto d’Aubuisson, fundador de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que gobernó desde 1989 hasta el año pasado. Dice Cuéllar que es la propia falta de eficacia de las instituciones para frenar la desbordada violencia criminal “lo que más afecta la democracia misma” y lo que lleva a los ciudadanos a “enfrentar el problema por su cuenta”.This is Kathleen March. This week in the WERU US-El Salvador report we discussed the resurgence of extermination groups in El Salvador in relation to recent multiple assassinations. The report was prepared by the University of Maine in collaboration with Radio Sumpul in El Salvador and US-EL Salvador Sister Cities.