U.S./El Salvador Report 1/23/10

Producer/Host: Kathleen March, University of Maine

Transcript:

This is Kathleen March. Welcome to WERU’s US-El Salvador Report This week we discuss the statement of US official John Beasley concerning gang violence in El Salvador. This report is prepared by the University of Maine in collaboration with Radio Sumpul and US-El Salvador Sister Cities.
Estados Unidos ha afirmado que las maras han sobrepasado los límites y piden que las autoridades salvadoreñas inicien una lucha contra estos grupos, con suficientes agentes de seguridad para hacer que se cumpla la ley y la población no sufra de los actos de violencia.  La afirmación viene por parte del fiscal federal John Armon Beasley, Agregado Jurídico Regional de EE.UU. para Centroamérica.  Beasley, en una entrevista para El Diario de Hoy, periódico salvadoreño, insistió en que las maras no se apoderasen de las calles. Las pandillas de delincuentes han lanzado granadas contra personas y establecimientos en la capital y el interior del país, creando un ambiente de miedo que les da impunidad.
Beasley ofreció la ayuda de Estados Unidos para luchar contra el crimen organizado.  Por su parte, las autoridades de Nueva York, Los Ángeles y Washington DC han emprendido una lucha frontal.  En El Salvador las maras están involucradas en extorsiones, narcotráfico, asaltos y homicidios. El fiscal estadounidense ha dicho: “No se puede permitir esto, en ningún país, en ningún lado. No se puede permitir que una persona o un gran grupo lance granadas o ataque a gente en la calle o esté extorsionando u ordene a los negocios que cierren a tal hora”.
Los agentes de seguridad deben imponer el orden y crear un sentido de tranquilidad, recuperando las comunidades afectadas.  Efectivamente, El Salvador tiene policías y fiscales, equipos de investigación y leyes como la normativa contra el crimen organizado, pero lo más importante es que se pongan en funcionamiento todos estos componentes.
En Estados Unidos se ha aplicado la ley RICO [Federal Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act o ley federal de crimen organizado], una extensión de la ley contra la conspiración y sanciona como delito la simple participación en un grupo vinculado a actividades ilegales. Pero Beasley insiste en que un arma importante son las escuchas telefónicas, que permitirían controlar más al crimen organizado y a las pandillas, y llegar a sus dirigentes.
Además de las escuchas, hace falta una policía comunitaria que patrulle a pie el vecindario. Beasley considera que se debe avanzar “cuadra por cuadra, casa por casa”, como en Estados Unidos se hizo en los edificios de apartamentos, donde mafiosos les quitaban sus viviendas a los jubilados. En Washington tuvieron que combatir la venta de crack.
Las autoridades comunitarias de El Salvador, como las alcaldías, deben asegurar que los edificios y otros espacios estén limpios, iluminados y seguros y que no vuelvan a convertirse en espacios de las pandillas. Las iglesias y otras asociaciones pueden ayudar a evitar que los niños sean reclutados por las bandas. “Todo esto no es posible si los mareros permanecen en las comunidades”.  En la embajada de EE.UU. en San Salvador, Beasley dijo que  “Si en el transcurso de las investigaciones sobre el origen de armas o granadas necesitan la ayuda de EE.UU., pueden pedirla y vamos a dársela”,
En 2009, al menos 12 personas murieron en El Salvador por el estallido de granadas lanzadas por desconocidos. En los primeros días de 2010, más de treinta personas fueron heridas y una falleció en dos atentados con granadas en San Salvador. Las maras salvadoreñas están ayudando a las organizaciones narcotraficantes mexicanas a transportar droga por la región, aseguró el ministro de Defensa de El Salvador, el general David Munguía Payés, quien considera que las maras “se han convertido en una especie de ejército del mismo narcotráfico”.  Se dice que el 85 por ciento de los crímenes en el país son causados por la colaboración entre las pandillas y narcotraficantes”. En El Salvador hubo un total de 4.365 asesinatos en 2009, la cifra más alta desde que terminó la guerra civil (1980-1992). La Mara Salvatrucha y la Mara 18 son las principales pandillas.   Según las autoridades, sus miembros podrían alcanzar unas 30.000 personas.
This has been Kathleen March. In WERU’s US-.El Salvador Report for this week we discussed the statement of US official John Beasley concerning gang violence in El Salvador.  This report has been prepared by the University of Maine in collaboration with Radio Sumpul and US-El Salvador Sister Cities.

This is Kathleen March. Welcome to WERU’s US-El Salvador Report This week we discuss the statement of US official John Beasley concerning gang violence in El Salvador. This report is prepared by the University of Maine in collaboration with Radio Sumpul and US-El Salvador Sister Cities. Estados Unidos ha afirmado que las maras han sobrepasado los límites y piden que las autoridades salvadoreñas inicien una lucha contra estos grupos, con suficientes agentes de seguridad para hacer que se cumpla la ley y la población no sufra de los actos de violencia.  La afirmación viene por parte del fiscal federal John Armon Beasley, Agregado Jurídico Regional de EE.UU. para Centroamérica.  Beasley, en una entrevista para El Diario de Hoy, periódico salvadoreño, insistió en que las maras no se apoderasen de las calles. Las pandillas de delincuentes han lanzado granadas contra personas y establecimientos en la capital y el interior del país, creando un ambiente de miedo que les da impunidad. Beasley ofreció la ayuda de Estados Unidos para luchar contra el crimen organizado.  Por su parte, las autoridades de Nueva York, Los Ángeles y Washington DC han emprendido una lucha frontal.  En El Salvador las maras están involucradas en extorsiones, narcotráfico, asaltos y homicidios. El fiscal estadounidense ha dicho: “No se puede permitir esto, en ningún país, en ningún lado. No se puede permitir que una persona o un gran grupo lance granadas o ataque a gente en la calle o esté extorsionando u ordene a los negocios que cierren a tal hora”. Los agentes de seguridad deben imponer el orden y crear un sentido de tranquilidad, recuperando las comunidades afectadas.  Efectivamente, El Salvador tiene policías y fiscales, equipos de investigación y leyes como la normativa contra el crimen organizado, pero lo más importante es que se pongan en funcionamiento todos estos componentes. En Estados Unidos se ha aplicado la ley RICO [Federal Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act o ley federal de crimen organizado], una extensión de la ley contra la conspiración y sanciona como delito la simple participación en un grupo vinculado a actividades ilegales. Pero Beasley insiste en que un arma importante son las escuchas telefónicas, que permitirían controlar más al crimen organizado y a las pandillas, y llegar a sus dirigentes. Además de las escuchas, hace falta una policía comunitaria que patrulle a pie el vecindario. Beasley considera que se debe avanzar “cuadra por cuadra, casa por casa”, como en Estados Unidos se hizo en los edificios de apartamentos, donde mafiosos les quitaban sus viviendas a los jubilados. En Washington tuvieron que combatir la venta de crack. Las autoridades comunitarias de El Salvador, como las alcaldías, deben asegurar que los edificios y otros espacios estén limpios, iluminados y seguros y que no vuelvan a convertirse en espacios de las pandillas. Las iglesias y otras asociaciones pueden ayudar a evitar que los niños sean reclutados por las bandas. “Todo esto no es posible si los mareros permanecen en las comunidades”.  En la embajada de EE.UU. en San Salvador, Beasley dijo que  “Si en el transcurso de las investigaciones sobre el origen de armas o granadas necesitan la ayuda de EE.UU., pueden pedirla y vamos a dársela”,  En 2009, al menos 12 personas murieron en El Salvador por el estallido de granadas lanzadas por desconocidos. En los primeros días de 2010, más de treinta personas fueron heridas y una falleció en dos atentados con granadas en San Salvador. Las maras salvadoreñas están ayudando a las organizaciones narcotraficantes mexicanas a transportar droga por la región, aseguró el ministro de Defensa de El Salvador, el general David Munguía Payés, quien considera que las maras “se han convertido en una especie de ejército del mismo narcotráfico”.  Se dice que el 85 por ciento de los crímenes en el país son causados por la colaboración entre las pandillas y narcotraficantes”. En El Salvador hubo un total de 4.365 asesinatos en 2009, la cifra más alta desde que terminó la guerra civil (1980-1992). La Mara Salvatrucha y la Mara 18 son las principales pandillas.   Según las autoridades, sus miembros podrían alcanzar unas 30.000 personas.This has been Kathleen March. In WERU’s US-.El Salvador Report for this week we discussed the statement of US official John Beasley concerning gang violence in El Salvador.  This report has been prepared by the University of Maine in collaboration with Radio Sumpul and US-El Salvador Sister Cities.